Europa en la encrucijada
Durante décadas, Europa ha sido un referente de derechos, democracia y estabilidad.
Un continente que, tras haber conocido lo peor de la guerra y del autoritarismo, se propuso construir un espacio común basado en el respeto, el diálogo y la protección del ciudadano.
Pero hoy, ese proyecto camina por una cuerda floja.
Los valores europeos resisten… pero cada vez con más discursos y menos hechos.
Europa habla claro en los foros internacionales, pero titubea cuando el conflicto llama a su puerta. Especialmente si el que desordena el tablero es su histórico aliado: Estados Unidos.
Su dependencia militar de la OTAN, su vulnerabilidad energética, su falta de una política exterior común efectiva… hacen que Europa, muchas veces, no actúe como actor global, sino como espectadora de su propio destino.
Y mientras tanto, crece el desencanto interno.
Muchos ciudadanos dejan de creer en ese ideal europeo porque sienten que los protege más un reglamento que una reacción.
Entonces surge una pregunta incómoda:
¿Puede Europa seguir defendiendo sus principios si hacerlo supone enfrentarse a quienes la sostienen?
"Europa es fuerte en valores, pero débil en reacción. Y el valor de los valores se mide cuando cuesta sostenerlos."