Cuando el corruptor sale impune: por qué ningún Cerdán será el último

Corrupción estructural (II de III)
Introducción
Santos Cerdán está en prisión provisional. Los titulares lo repiten: 620.000 euros en comisiones, grabaciones, un piso pagado por terceros, y el túnel de Belate como obra estrella. Todo encaja para el relato de la caída: el político desviado, el castigo ejemplar, el sistema que reacciona. Pero hay una pregunta que apenas se formula:
¿dónde está Acciona?
La empresa que supuestamente canalizó pagos formó parte de la UTE adjudicataria y se benefició del contrato de 62,8 millones… sigue operando sin sobresaltos. Nadie ha sido imputado. Nadie ha dimitido. Nadie ha pedido explicaciones. Solo silencio corporativo, como quien pasa de puntillas por una habitación en llamas.
Este no es un caso aislado. Es el síntoma de un modelo que castiga al receptor y protege al que soborna, siempre que lo haga en traje y con logo respetable.
1. La farsa de la justicia selectiva
El juez del Supremo, Leopoldo Puente, dejó caer en su auto que "más personas jurídicas" podrían estar implicadas. Pero no parece tener mucha prisa en saber quién firmó en Acciona. La UCO documentó facturas falsas, sociedades pantalla y transferencias sospechosas. Aun así, la constructora ni ha sido llamada a declarar.
Esto no es nuevo. En España, las grandes del hormigón —ACS, Ferrovial, Sacyr— aparecen cíclicamente en sumarios por corrupción. Pagan una multa simbólica y siguen contratando con la administración.
Mientras tanto, un alcalde puede ir a la cárcel por 50.000 €, pero una empresa puede repartirse 500 millones… y solo perder reputación en Twitter.
Y no es cosa solo de aquí:
- En Italia, tras la operación Mafia Capitale, muchas constructoras reaparecieron con otro nombre, pero los mismos contactos.
- En Brasil, Odebrecht repartió sobornos en 12 países y hoy, rebautizada como Novonor, sigue ganando licitaciones.
- En EE. UU., Halliburton lucró con la guerra de Irak y pagó una multa menor por corromper gobiernos… mientras seguía facturando.
Conclusión: El sistema protege a quien corrompe si su marca cotiza en bolsa.
2. El doble rasero político y mediático
El PSOE ha reaccionado rápido. Expulsión exprés, distanciamiento mediático y silencio de fondo. Nadie exige responsabilidades por los contratos. Nadie pregunta por qué una empresa con vínculos conocidos siguió adjudicándose obras públicas.
La prensa, por su parte, ha hecho lo habitual: seguir el hilo del escándalo personal. El político que cae, la grabación filtrada, el efecto dominó… Pero ¿quién está investigando la mesa de contratación del túnel de Belate? ¿Dónde están los reportajes sobre el reparto de obra pública en Navarra?
Mientras tanto, Acciona publica su informe de sostenibilidad y presume de liderazgo en infraestructura ética. Ética, sí. Como si la ética se pudiera lavar con una campaña de marketing y un logo bien diseñado.
3. La democracia como rehén
Esto no va solo de dinero. Va de confianza. Cuando se normaliza la mordida y se protege al que la ofrece, lo que se corrompe es algo más profundo: la posibilidad de que los ciudadanos crean en lo público.
En México, el 73 % de la población cree que la corrupción es inevitable. En Brasil, la operación Lava Jato acabó generando más desafección que justicia, y pavimentó el camino a Bolsonaro.
Y en España…
Cuando el Tribunal de Cuentas de Navarra avisó de que el túnel de Belate olía mal, no pasó nada.
Cuando se filtraron grabaciones de reparto de comisiones, tampoco.
Solo cuando se filtró un nombre conocido, se activó el sistema.
4. ¿Cómo romper el ciclo?
Si no queremos otro caso igual dentro de un año, hay que dejar de fingir que esto se arregla con un par de dimisiones. Aquí algunas claves, sin maquillaje:
🟥 Sanciones ejemplares a las empresas
- Inhabilitación real para contratar con el Estado, como hace Noruega.
- Multas proporcionales al beneficio obtenido por la corrupción, no al daño reputacional.
🟨 Transparencia sin excusas
- Publicación de informes técnicos y votaciones en las mesas de contratación.
- Protección legal efectiva a quienes alertan (porque si no fuera por las grabaciones de Koldo, seguiríamos a oscuras).
🟩 Responsabilidad compartida
- ¿Quién en Acciona autorizó los pagos?
- ¿Quién en el Gobierno ignoró las advertencias?
- ¿Quién firmó sin leer?
⚫ Boicot ciudadano inteligente
- Si nos organizamos para exigir menos plástico en los supermercados, ¿por qué no hacerlo contra las empresas que corrompen el sistema desde dentro?
🔚 Conclusión: No es un caso, es un modelo de negocio
El problema no es Santos Cerdán.
El problema es que hay una red de adjudicaciones, favores y sobrecostes que funciona, aunque caigan peones. Porque lo importante no es quién cobra la mordida, sino quién la puede pagar… y seguir ganando contratos al día siguiente.
¿Cómo puede presentarse un ciudadano honesto a concejal en su pueblo, si el mensaje es que todos los políticos son iguales?
¿Quién gana con ese relato?
No el pueblo.
Ganan los de siempre.
Los que pagan mordidas como quien paga una cena de empresa.
¿Y tú qué opinas? ¿Es suficiente con castigar al que recibe, si el que paga sigue firmando contratos?
👉 Este artículo continúa la reflexión iniciada en "El iceberg que nadie quiere mirar", donde abordé por qué las redes de corrupción no se limitan a los nombres que aparecen en los titulares.
José Moreno Robledillo
Junio 2025