Cuando la bandera no arropa, sino que atrapa

03.05.2025

Cuando la bandera no arropa, sino que atrapa

No, no voy a dedicarle una crítica a Isabel Díaz Ayuso por lo que ha llevado puesto en el acto del 2 de mayo. Hacerlo sería regalarle más foco, más ruido, más protagonismo. Es el mismo fenómeno que vivimos con Trump: nos volvimos locos analizándolo, criticándolo, desmenuzando cada palabra suya… y mientras tanto, él crecía. Porque lejos parecen pequeños, pero de cerca se hacen gigantes, al menos en las encuestas.

¿El problema? No son ellos. El problema somos nosotros, que nos dejamos llevar por la primera carnada que nos lanzan. Que comemos sin mirar el anzuelo. Y así, los ciudadanos de a pie acabamos atrapados en discusiones vacías mientras alguien ondea la bandera —literal o metafóricamente— y se arroga el sentido común.

Las banderas, cuando arropan a todos, pueden ser símbolo de unión. Pero cuando alguien se las adueña para blindarse de la crítica o esconder sus carencias, ya no abrigan: atrapan. Y lo peor es que muchos no nos damos cuenta de que hemos perdido justo eso que más necesitamos: el sentido común.

Hoy Ayuso ha triunfado con quien quiere comerse ese plato. Los que no compartimos esa receta tal vez haríamos mejor en ponernos a dieta y alejarnos de esas grasas saturadas del espectáculo político. Disfrutar del sábado, pensar en voz baja, y recordar que no todo lo que brilla con los colores de una bandera es oro.

No es por Ayuso. Es por nosotros.

José Moreno Robledillo

Mayo 2025