Del espectáculo al ruido de botas

08.08.2025
Un hombre de espaldas, de pie ante una multitud desenfocada, simbolizando a un líder que gobierna de espaldas a los ciudadanos.
Un hombre de espaldas, de pie ante una multitud desenfocada, simbolizando a un líder que gobierna de espaldas a los ciudadanos.

Trump, comercio y poder sin freno

1. Cuando la diplomacia se convirtió en espectáculo

En abril escribí que la diplomacia había dejado de ser un ejercicio de equilibrio para convertirse en puro espectáculo.

Trump era el gallo del corral.

Elon Musk, su bufón con traje de ejecutivo.

Y nosotros, los ciudadanos, figurantes atrapados en un teatro de luces y amenazas.

Pensé entonces que aquello era el techo del despropósito.

Hoy, apenas cuatro meses después, me corrijo: el espectáculo ha cambiado de forma.

Ya no hay escenario.

Ahora hay ruido. Ruido real.

Ruido de botas. Ruido de decretos. Ruido de miedo.


2. Guerra comercial: no es economía, es poder

El 7 de agosto, Trump lanzó su segunda gran cruzada arancelaria con una amenaza:

60% de aranceles a productos chinos, nuevas tasas para Europa y un aviso directo:

"Si siguen aprovechándose de nosotros, pagarán".

Nada nuevo en las palabras.

Lo nuevo es el momento.

Mientras Estados Unidos sube el tono, China y Europa firman una tregua comercial silenciosa.

Sin banderas al viento. Sin gorras. Sin tuits. Solo acuerdos.

La diferencia es clara: unos gritan soberanía.

Otros la practican sin alardes.


3. Los marines en casa: cuando el ruido ya no es ruido

Lo más preocupante no está fuera.

Está dentro.

Los Ángeles militarizada. La Guardia Nacional ya no basta. Ahora llegan los marines.

Y con ellos, una frase que congela:

"Cualquier ciudad que se rebele será tratada con igual o mayor fuerza".

¿Rebeldía?

Hablamos de California.

Un estado que ha pedido diálogo, que ha denunciado las redadas masivas, que ha recurrido a los tribunales para frenar el uso de la fuerza.

La respuesta: tanques. Soldados. Silencio.


4. El poder del ego y el precio de la ciudadanía

Trump prometió acabar con las guerras.

Hoy, lo único que ha traído es el conflicto… a casa.

Mientras tanto, el ciudadano no ve precios más bajos.

Ni sueldos más altos.

Ni paz.

Ni respeto.

Solo titulares de serie mala:

– Trump quiere detener al gobernador de California.

– Envía marines a Los Ángeles sin aviso.

– Musk y Trump se insultan en público y rompen su alianza.

– Aranceles masivos contra Europa y China.

Y uno se pregunta:

¿Esto es política?

¿Esto es liderazgo?


5. ¿Y si el poder no está donde creemos?

En medio del ruido, hay voces que no necesitan gritar:

– La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que responde con calma a las redadas.

– El canciller alemán, Merz, que rompe con el "apoyo incondicional" a Israel.

– El gobierno chino, que firma acuerdos sin levantar la voz.

No insultan. No amenazan. No venden patriotismo en camisetas.

Y, aun así, algo se mueve.

Quizá el poder real no esté en el grito.

Sino en la constancia.

En la firmeza tranquila.

En el criterio que no necesita escenario.


6. Epílogo: el ciudadano como espectador… y cómplice

Entre tanta amenaza, arancel, bota y tuit, hay algo que no se ve… pero que pesa: la mirada de la gente.

La nuestra.

Esa que empieza a cansarse, sí…

Pero que también votó, calló o se rió cuando había que exigir.

Porque incluso en este corral global, no todo lo decide el gallo.

Fuimos nosotros quienes lo dejamos entrar.

A veces, el corral responde.

Y cuando eso ocurre, hasta el espectáculo más ruidoso se queda sin público.

Pero que no se nos olvide: este gallo no llegó solo.

Llegó porque millones lo permitieron.

Porque demasiados compraron el "todos son iguales".

Porque un meme y un grito les parecieron más convincentes que un programa político.

Trump llegó prometiendo paz, orden y liderazgo.

Pero arrancó su mandato señalando como enemigos a la prensa, a los jueces, a los políticos… a todos menos a los suyos.

Y muchos aplaudieron.

Dijo que podía parar la guerra en Ucrania en un día.

No lo hizo.

Porque el ruido no se gobierna con más ruido.

Porque la paz no la trae quien solo sabe imponer.

Y quizá —solo quizá— lo que está temblando no es el mundo.

Es la mentira.

Y nuestra comodidad al aceptarla.

 José Moreno Robledillo 

 Agosto 2025

Del espectáculo al ruido de botas: Trump y el poder sin freno