Una rosa, un libro, una vida entre ventanas

23.04.2025

Una rosa, un libro, una vida entre ventanas

Hoy, 23 de abril, celebro desde Tenerife una fiesta que siempre he llevado muy dentro: el Día de Sant Jordi. Para quienes hemos vivido en Catalunya, esta fecha no es solo un día cualquiera. Es el día en que las calles huelen a rosas, las manos se llenan de libros, y los recuerdos se abren como ventanas.

Dos de esas ventanas mías están en Vall-Llobrega y Cornellà del Terri. Allí crecí, allí aprendí a regalar mis primeras rosas, a esconder mis timideces entre páginas y a soñar con un amor que se pareciera a las historias que leía. Sant Jordi era eso: una emoción silenciosa que recorría las ramblas de Girona, un murmullo de gente buscando el libro perfecto o esa rosa que decía más de lo que parecía.

Desde que vivo en Tenerife, esta fiesta tiene otro color. Aquí he construido una nueva vida junto a Cristi, mi compañera, con quien comparto cada paso desde hace ya muchos años. A su lado también he celebrado Sant Jordi, siempre con una mezcla de alegría y nostalgia. Me faltaba —y a veces aún me falta— el murmullo de las Ramblas de Girona, pero en su abrazo encontré un refugio más profundo: el de saber que uno puede seguir regalando amor, aunque cambien las estaciones y el paisaje.

Hoy, con esta imagen, con esta rosa y este libro abierto, quiero volver a compartir ese espíritu. Porque aunque viva lejos, sigo unido a lo que fui. Y desde estas Ventanas de Luz, os envío a todos —familia, amigos, lectores— una rosa imaginaria y el deseo sincero de que nunca nos falten historias que contar, ni gestos para querernos.

Hoy, desde esta isla que tanto me ha dado y donde también florece el amor junto a Cristi, envío esta rosa y este libro como puente entre lo vivido y lo que seguimos escribiendo juntos.

Con amor,

Jose Moreno Robledillo

Tenerife, 23 de abril de 2025