La sonrisa de la ilegalidad (III)

29.09.2025

Carta abierta de José Moreno Robledillo al alcalde de Granadilla de Abona. Reflexión sobre la responsabilidad pública, la convivencia vecinal y el silencio frente a la ilegalidad normalizada. Tercera parte de la serie “La sonrisa de la ilegalidad”, publicada en el blog En Voz Baja.

Una carta abierta para hablar de lo que se tapa: la ilegalidad normalizada y el silencio institucional en Granadilla de Abona.

Estimado Sr. Alcalde,

Le escribo no desde un cargo ni desde un despacho, sino desde la calle donde vivo, donde cada día compartimos escaleras, andamios y preocupaciones vecinales.

El 5 de septiembre la policía actuó con rapidez y detuvo un camión-grúa que pretendía colocar paneles sin licencia en un local de la planta baja. Fue un momento de alivio: por una vez, sentimos que el sistema reaccionaba a tiempo y que se iba a impedir otra vía de hechos consumados.

Pocas horas después, un camión más pequeño, más trabajadores y la misma prisa cambiaron el rumbo. Los trabajos continuaron y la terraza quedó techada. La comunidad hizo lo que estaba en su mano: presentó denuncia y levantó acta notarial. Con esos escritos y las actas de la policía, el Ayuntamiento acordó el precinto como medida cautelar.

Semanas más tarde llegó la resolución municipal (Decreto 2025/3964, de 29 de septiembre): el local, ya techado, presentó una comunicación previa con proyecto técnico. Con esa documentación, la actuación se dio por ajustada, se levantó el precinto y se inadmitió incoar expediente de restablecimiento.

Entendemos que la ley tiene procedimientos.

Lo que duele es la sensación de que un expediente con muchos folios y denuncias acumuladas durante años se resuelve en unas pocas líneas. Y mientras tanto, quienes cumplimos la norma sentimos que hacerlo no sirve de mucho.

Y una pregunta que muchos vecinos nos hacemos:

Si tan legal era cambiar la estructura y la cubierta, ¿por qué se actuó cortando una vía pública, con camareros trabajando en altura y sin medidas de seguridad?

¿Por qué quienes intentamos cumplir la norma hemos tenido que gastar dinero en notarios y abogados, mientras otros, tras saltarse los procedimientos, logran legalizar su obra con un expediente a posteriori?

Cuesta entender cómo años de denuncias y esfuerzos vecinales se reducen a un trámite que deja la impresión de que basta con ir más rápido que la administración para que todo quede validado.

No todos los funcionarios ni los cargos públicos son iguales; muchos trabajan con rigor y honestidad. Precisamente por eso preocupa que un trámite encajado con prisas termine anulando el esfuerzo de todos y deje la sensación de que quien corre más que la ley siempre llega primero.

Esta carta no busca enfrentamiento, sino claridad. Pedimos saber:

  • cómo se ha justificado la regularización a posteriori en este caso,
  • qué garantías tenemos de que nuestros escritos y pruebas se han revisado en su totalidad,
  • y qué medidas adoptará el Ayuntamiento para que el "ya está hecho" no se convierta en costumbre.

No escribo solo por mi comunidad. Lo hago convencido de que, cuando la administración no protege lo básico, lo que se erosiona no es una terraza: es la confianza ciudadana.

Y esa, señor Alcalde, es mucho más difícil de reconstruir.

Con respeto, y también con firmeza, le pido que escuche esta voz en voz baja.

✍️ José Moreno Robledillo

Vecino de Granadilla de Abona

Octubre 2025


A partir de aquí, las palabras están en sus manos. Ojalá el respeto y la legalidad pesen más que la costumbre del "ya está hecho."


Se ha confirmado lo que temíamos. Ya me lo advirtió un amigo de Granadilla: cuando los papeles llegan al ayuntamiento, unos se duermen y otros resuelven subiendo el nivel del cajón.


Hoy lo vemos claro: un expediente con cientos de folios se ha resuelto en apenas cinco minutos. No deja de sorprendernos, y por qué no decirlo, de desilusionarnos. Parece que siempre hay quien sabe dónde llamar o a quién conocer.


Pero también quiero insistir en lo que repito a mis vecinos: no todos los funcionarios son iguales, ni todos los políticos actúan de la misma manera. Estoy seguro de que, con los recursos, habrá quienes se tomen el tiempo de leer esas páginas y entiendan que un caso como este no puede despacharse a la ligera.


El 5 de septiembre la policía paró un camión-grúa que iba a colocar paneles a toda prisa sobre un local de la planta baja. Pareció una pequeña victoria: por una vez, el sistema reaccionaba a tiempo.


Fue un espejismo. Según vídeos y fotos grabadas por vecinos, en pocas horas llegaron varios operarios con un camión pequeño y subieron paneles por la zona de trabajo, aparentemente sin equipos de protección visibles y utilizando andamiaje de la comunidad, todo ello mientras las obras generales del edificio seguían en marcha. El resultado: la terraza quedó techada ese mismo día.


La comunidad hizo lo que tocaba: denuncia, acta notarial y precinto. Semanas después llegó la resolución municipal: con una comunicación previa y un proyecto técnico, la actuación se da por ajustada y se levantan las medidas cautelares. Nos guste o no, esa es la situación administrativa hoy.


Vuelve, por tanto, la sonrisa de la ilegalidad: quien corre más que la administración y regulariza después, obligando a convivir con el "ya está hecho". No hablo de héroes ni villanos; hablo de dinámicas que todos conocemos: cuando un expediente es largo y complejo, a veces solo se mira una hoja y el resto queda fuera de foco. No todos los políticos ni los técnicos son iguales —de hecho, muchos han trabajado bien—, pero basta con un trámite mal encajado para que todo se tuerza.


¿De qué sirve cumplir si siempre llega antes quien se salta los tiempos?


No se trata de rendirse.

Queda huella documental: fechas, escritos, imágenes, informes y un rechazo vecinal claro. Eso importa, porque la memoria evita que lo anormal se vuelva costumbre. Hoy perdemos otra vez, pero también queda escrito que aquí hubo quien no calló. Cuidemos esa semilla.


Qué cambia ahora

• Seguir el expediente por la vía técnica y jurídica.

• Documentarlo todo (fechas, oficios, fotos).

• Reclamar reparaciones si hay afección a elementos comunes (andamios, cubremuros, cristaleras).

• Pedir por escrito plazos y responsables.

Para quien venga detrás

Que nadie empiece de cero. Aquí queda la cronología y el aprendizaje: anticiparse, coordinarse y no regalar dos días de ventaja.

Lee también:

La sonrisa de la ilegalidad (I)

La sonrisa de la ilegalidad (II)

✍️ José Moreno Robledillo

Octubre 2025