Carta a la Seguridad Social

💌 Carta a la Seguridad Social: El calendario que cambió nuestra vida
Introducción
Ayer, 29 de abril, Cristi pasó por quirófano. Hoy, 30 de abril, por primera vez en semanas, hemos respirado con un poco más de calma.
En medio de tantas emociones contenidas, sentí la necesidad de escribir. No solo para desahogarme, sino para dar las gracias, a la sanidad pública, a sus profesionales y a quienes han estado ahí cuando más lo necesitábamos.
Esta carta está dirigida a ellos, pero también es una forma de reivindicar lo común, lo que nos sostiene, lo que nos cuida.
Querida Seguridad Social,
Hoy, 30 de abril, os escribo desde un lugar distinto al de hace semanas.
Ayer fue el día de la cirugía. Hoy es el día en que, por primera vez en mucho tiempo, respiramos hondo, nos tomamos un café tranquilo y miramos hacia adelante.
Hoy os escribo no como paciente ni como ciudadano corriente, sino como marido.
Como compañero de viaje de Cristi.
Como alguien que ha visto cómo cinco fechas pueden marcar para siempre la vida de una familia.
Era lunes 3 de marzo cuando una mamografía nos puso en alerta.
Salimos de viaje a Palma de Mallorca con una llamada pendiente y una sombra imprevista en la pantalla. Al regresar, comenzaron las pruebas, las noches sin sueño, las palabras que costaba pronunciar en voz alta.
Pero también empezó nuestro encuentro contigo. Con vosotros.
Con cada persona que forma parte de este sistema público que tantas veces damos por sentado.
El 2 de abril se cumplió el primer paso: la biopsia.
El 10 de abril conocimos el nombre de nuestros miedos: cáncer de mama.
Pero aquel día no fue solo miedo. Nos ofrecieron un plan, un camino. Y, sobre todo, nos ofrecieron esperanza. Esa palabra que a veces parece lejana, pero que vosotros hicisteis tangible.
Y después, el 28 y el 29, llegaron los quirófanos, las horas interminables fuera del bloque quirúrgico, el corazón acelerado, la oración callada.
Hasta que llegó la buena noticia: el tumor estaba limpio, sin ramificaciones. Había sido extirpado a tiempo.
Uno de los momentos más importantes fue la llamada de una doctora muy joven, serena, amable.
Nos explicó con sensibilidad cómo había ido la intervención: por dónde hicieron las incisiones para que se notaran lo menos posible, dónde estaban los puntos.
Lo hizo con un trato cercano, humano, claro.
No solo nos dio resultados médicos. Nos dio tranquilidad.
Y eso no tiene precio.
Un poco más tarde me avisaron de que ya podía entrar unos minutos a ver a Cristi.
Fue un rayo de luz. Solo necesitábamos mirarnos para entendernos, para decirnos tanto sin palabras.
Fue un momento tan íntimo, tan importante… que aún hoy no soy capaz de describirlo con justicia.
Quiero agradecer especialmente al enfermero que estaba allí. Inteligente, experimentado, con años de quirófano a sus espaldas.
Supo dar espacio a ese instante. Supo facilitarnos ese abrazo, esa mirada, ese silencio cargado de amor.
Porque también eso es sanar.
En las horas siguientes, todo fluyó: la información fue justa, correcta, de calidad.
Nada sobraba, nada faltaba.
Dos horas después ya teníamos cita para el 16 de mayo en Oncología y el 29 en Ginecología.
Todo planificado, organizado, pensado para seguir avanzando.
Esta carta es un agradecimiento sincero a tantos profesionales de la Seguridad Social: Conchi, Rosi, Erika, Priscila, Juan, Víctor…
y a tantos otros cuyos nombres no conozco, pero que día a día hacen que nuestras vidas sean mejores.
Como dije hace unos días:
Hoy no tengo que elegir entre la salud, la vivienda o la comida. Porque la sanidad pública no es un gasto: es una de nuestras mayores riquezas
Tener acceso a una sanidad pública fuerte, digna y humana no solo salva vidas.
También devuelve la tranquilidad, la dignidad y la esperanza.
El camino no termina aquí, lo sabemos.
Pero hoy miramos hacia adelante con respeto al miedo, con amor al presente y con gratitud infinita por la sanidad pública y por todas las manos que nos han sostenido.
José Moreno Robledillo
Marido de Cristi, paciente del sistema público