Hoy, el cáncer tiene nombre. Y nosotros, palabras para agradecer.

Hace unos días escribí un artículo titulado "Ayer comimos con Sergio". Lo hice con el corazón en la mano, sin saber bien cómo ponerle palabras a lo que sentíamos. Porque aquella comida no era solo una excusa para ponernos al día: era una tregua emocional. Una necesidad. Un refugio compartido cuando los nudos en la garganta no dejan hablar.
La fecha del 10 de abril se acercaba y, con ella, la incertidumbre. Nos acababan de decir que a Cristi le habían detectado un bulto. Le hicieron una biopsia. Nos dijeron que ese día nos darían los resultados. Desde entonces, cada día fue una mezcla de miedo, silencio, insomnio y abrazos apretados sin palabras.
Y sí. Hoy es 10 de abril. Y hoy, esa sospecha tiene nombre: cáncer.
Uno de esos nombres que todos tememos, evitamos, esquivamos.
Una palabra que pesa, que duele, que rompe.
Pero también una palabra que, al pronunciarla con el médico, trajo consigo algo más: un diagnóstico, una salida, un plan.
Todo ha sido rápido, ordenado, humano. El sistema funciona. Gracias a la sanidad pública, Cristi tiene ya fecha para la operación, tratamiento pautado, una medicina a cinco años vista… y sobre todo, esperanza.
Hoy, en medio de este torbellino de emociones, solo puedo dar las gracias:
Gracias por tener un sistema que no deja a nadie atrás.
Gracias por poder seguir mirando hacia adelante, incluso cuando la palabra "cáncer" aparece sobre la mesa.
Gracias a los profesionales que nos han acompañado con humanidad y claridad.
Y sí, hoy más que nunca reafirmo algo que siempre he defendido:
La sanidad pública no es un gasto. Es una de nuestras mayores riquezas.
Estas palabras no buscan compasión, ni aplausos. Solo quieren dejar constancia.
Porque cuando uno recibe tanto, también tiene el deber de dar.
Y si estas líneas sirven para que alguien más valore, cuide y defienda lo que tenemos, ya habrán cumplido su sentido.
Con mí amor,
Jose Moreno Robledillo
Tenerife, 10/04/2025